Son muchas las marcas y eruditos de la red los que han hablado y coinciden en que el 2018 va a ser un año salvaje y vertiginoso para los profesionales del Marketing de Contenidos. Aquí te compartimos un par de miradas para que estés al tanto de lo que se nos viene encima.

Video, sí o sí:

¿La producción de video la tiene en manos de terceros? Es hora de aprender. El video no solo es el formato publicitario número uno, también es el que más crece en todo el mundo: se ha duplicado año tras año. Según estimaciones de la web Smart Insights, para 2020 el vídeo representará el 80% de todo el tráfico de Internet. Tan solo en el 2017, fue el 90% de todo el contenido compartido por los usuarios en las redes sociales.

Pero el reto no es solo producir video con contenido de calidad, sino encontrar a los voceros y los canales sociales para que sean efectivos. Lo que hoy se conoce como el «Social Video».

Según expertos consultados por Talkwalker, en el 2018 los videos creados por influenciadores verán un gran cambio en la distribución. En lugar de que las marcas utilicen sus canales, estos usarán a los influenciadores como creadores de contenido, convirtiéndose así en productoras. Esto supone pasar de ser influenciadores con un alcance amplio a influenciadores con contenido de alta calidad.

Influenciadores, en la columna de la estrategia:

Como resultado del posicionamiento del formato de video y del convencimiento de las audiencias a través de líderes orgánicos mejor conocidos como influenciadores, les ha dado un ascenso vertiginoso e ininterrumpido en el mundo del marketing digital.

El Marketing con influenciadores no ha parado de crecer en los últimos años. Para 2018, según Relevance.com, la atención se centrará en convertir clientes leales en millones de personas influyentes que defenderán tu marca por ti, es decir pasar de cultivar consumidores a prosumidores. El cómo de esta estrategia será la clave, pero todas las soluciones se basarán en los mismos temas: reconocer las necesidades de tus clientes y conectar con ellos para proporcionarles soluciones.

Sin embargo, conviene apartar un poco la vista de los grandes influenciadores y centrarnos en los “microinfluencers“, que no tienen un alcance tan masivo, pero que cuentan con seguidores de mejor calidad por tratarse de nichos más concretos y porque, al ser más modestos, su mensaje suena más natural, generan mayor confianza entre sus seguidores y el grado de compromiso con la marca es muy superior.